Kanaimö, un collage formado de capas de impresiones solares y fotografías panorámicas y de primer plano, nos lleva al corazón de esa tierra Pemón. Las imágenes, que recuerdan máscaras y fueron impresas en muselina, se desvanecen, aparecen y cambian como espíritus del bosque, gracias a la transparencia membranosa de la tela que hace que las imágenes fotográficas detrás sean visibles.
Las suntuosas fotografías de Pizzani de su serie Tactile Botánica ofrecen un contrapunto a las impresiones solares. Estas se centran en plantas tropicales como el café, el banano, el eucalipto, la palma asiática y el árbol del pan, que se originaron en otros continentes, pero fueron dispersados a América del Sur por colonizadores, comerciantes, migrantes y vientos.
Recuerdo la novela distópica de Octavia E. Butler, La parábola del sembrador, en la que la protagonista Lauren Oya Olamina funda una nueva religión llamada Earthseed [2]. En medio del colapso social y la catástrofe, el grupo de Olamina encuentra esperanza en la creencia de que las semillas de la vida pueden ser trasplantadas y adaptadas en diferentes circunstancias, como ha sucedido a lo largo de la historia.
Las plantas en estas fotografías son portadoras de narrativas a lo largo de siglos y geografías, narrativas que hablan de supervivencia y resiliencia. La fruta del pan, por ejemplo, fue “descubierta” por primera vez en 1769 cuando el Capitán Cook llegó a Tahití; el botánico británico Joseph Banks, que estaba en el viaje, vio el potencial de la fruta nudosa como una fuente barata de nutrición para los trabajadores esclavizados de las plantaciones en las colonias del Caribe.
Pero el interés de Pizzani no es de explotación; cada imagen muestra su mano sosteniendo o acariciando las plantas. En Turgua, su palma fruncida refleja los patrones cerosos de las hojas; en Cambur, la flor morada del plátano parece acariciar la mano de Pizzani. “Existe el elemento performativo del tacto, la cualidad háptica y el hecho de que también trabajo con mis manos para hacer cerámica”, explica. “Así que me gusta la presencia de las manos”. Estas exuberantes imágenes nos invitan a deleitarnos con los vibrantes colores, texturas y formas de las plantas, y a reflexionar sobre sus complejas historias que portan.
Las obras de cerámica, hechas de arcilla inglesa negra y roja impresa con la textura de las mazorcas de maíz mexicanas, nos devuelven al tema de la hibridación y aportan una terrenalidad corpórea a la exposición. Jugando con las dicotomías de lo animado y lo inanimado, lo humano y lo vegetal, la artista ha llenado algunos de sus tótems -o vasijas-jarrones-seres- con plantas vivas que brotan en la parte superior como cabellos. Dos intrigantes formas de arcilla sobre pedestales resaltan aún más la porosidad de la división humano/no humano; sus superficies de adentro hacia afuera, pliegues y recovecos recuerdan órganos del cuerpo como el cerebro o la vagina.
MERUNTÖ: En la casa de los espíritus rinde homenaje a los antiguos sistemas de conocimiento de las culturas indígenas que han persistido frente a la opresión. Objetos de barro, fotografías y estampas solares conversan entre sí en un vivo diálogo entre dos y tres dimensiones, cuerpo y planta, material e inmaterial. En este momento de emergencia climática, Pizzani celebra la conexión humana con especies no humanas, aprovechando la hibridez como una poderosa estrategia creativa.
[1] Ursula K. Le Guin, The Carrier Bag Theory of Fiction, (1986, Ignota Press; 2019)
[2] Octavia E. Butler, Parable of the Sower, (1993; Headline; 2019)
LUCÍA PIZZANI: MERUNTÖ. EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS
Bosse & Baum, Unit BGC, Bussey Building, 133 Rye Lane, Londres
Del 10 de febrero al 25 de marzo de 2023
Read the original text here: https://artishockrevista.com/2023/02/22/lucia-pizzani-merunto-en-la-casa-de-los-espiritus/